Miedo, tengo miedo, que diría la más grande. No lo puedo evitar. Que alguien se siente a mi lado y diga saber del más allá me pone en tensión. Una tensión muy tonta porque, vamos a ver, si no creo en esos menesteres para qué me pongo nerviosa. Pero es inevitable. Iker Jiménez es todo labia, te redondea la cosa tanto que terminas tapándote la cabeza con la sábana aunque estés en verano a 30 grados centígrados. Eso es miedo, almas de Dios. Y lo decía el beato Juan Pablo II, "no tengáis miedo" pero la proliferación de gente que ve más allá de nuestros ojos y traspasa los cielos eternos es muy pesadica, demasiado.
Y es que, señores, parece que ante épocas de incertidumbre abundan los mensajeros aliados para comerte el coco. Tu duda es su certidumbre. Su certidumbre de que van a cobrar ese mes ante tu inestabilidad mental. Bueno, me he pasado un poco, inestabilidad sensorial digamos para suavizar. Vamos, que te agarras a un clavo ardiendo. Y, entonces, proliferan las series en televisión de chicas muy monas que se mueven entre fantasmas. Chicos rubios que se reconocen mentalistas. Una señora de grandes ojos azules, que te habla de forma cándida y que encima le habla a tus seres desaparecidos. El no va más. Programas de radio dedicados por entero a conocer tu futuro, en los que la víctima cae ante preguntas que respondería un chaval de básica, ante evidencias de perogrullo. Pero , la incertidumbre, ay, esa incertidumbre, ese querer conocer qué coño me pasa y si pasará esta jodida etapa te hace , casi, ayudar y solapar las preguntas de la vidente. Creer o no creer, that´s the question.
Sin embargo, nadie se cree que Bin Laden ha muerto. Una foto que estamos requiriendo a la voz de ya. Pero sí nos creemos a todo el plantel de Sálvame cuando da una noticia esa tarde, sabiendo que no son especialmente distinguidos ni reconocidos por la veracidad de sus exclusivas.
Pero, hete aqui, que llega Karanka, el segundo de Mourinho y dice, tras la eliminación contra el Barsa, "ya lo dijo el Míster, era imposible pasar tras el partido de ida". Osease, Mourinho lo vio claro, repantingado como se repantinga en su silla de las ruedas de prensa cuando dijo la frase obvia "que no pasarían la eliminatoria". Pero los madridistas queríamos creer. ¿Ven? ya volvemos, agarrarnos a un imposible.
Y yo creo en Mourinho, señores. Sobre todo cuando la acción viene del más allá -en concreto desde la ciudad de Barcelona- y es tan eVidente.